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La pedagogía en sexualidad

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EDUCACIÓN SEXUAL

Desde la etapa gestacional ya somos seres sexuados y una ecografía puede ser capaz de determinar de acuerdo a nuestro sexo, una predisposición parental y familiar hacia nosotros antes del nacimiento.

Los primeros contactos con el mundo son a través del pecho de nuestra madre, en una estrecha conexión sensual, que nos trasmite alimento y afecto. Los múltiples aprendizajes que debemos realizar posteriormente, tienen como centro nuestro cuerpo y sus sensaciones, desde allí nos vamos abriendo al conocimiento del mundo.

La curiosidad sexual de los niños se despierta alrededor de los tres años y tiene que ver fundamentalmente con las diferencias entre los genitales de ambos sexos, de donde vienen las guaguas y como se hacen. Se recomienda dar respuestas simples en un contexto de confianza y cariño, de acuerdo a la capacidad de comprensión del niño, evitando hablar de abejitas u otras respuestas evasivas y falsas, que sólo producen confusión. Ambos padres deben ponerse de acuerdo en las respuestas que darán y pueden ayudarse por libros, videos, cuentos, o asesorarse por un especialista de ser necesario. Ocultar a los pequeños y jóvenes el papel que la sexualidad jugará en sus vidas es una falta imputable a la Educación de hoy, como también es el no detener la agresividad de la que serán objetos.

La educación afectivo-sexual de los niños es un proceso de modelaje conductual gradual y no una simple respuesta a la rápida, para salir del paso. Somos modelos altamente relevantes para nuestros hijos, estamos educando a través de la actitud que tenemos hacia el cuerpo, la relación con la pareja, opiniones frente a lo que vemos en televisión, etc.

En la Acción Educativa generalmente se abusa de las prescripciones éticas y ésta “criminalidad” (como la llamaba una niña de l0 años). Sería justificable si al emitirse un juicio valorativo se dejase claro que es una opinión personal, y que pueden existir otras. El problema radica en que cuando se actúa por principios “morales” o “éticos” las informaciones tienden a ser dadas como categorías. Si uno de los objetivos más relevantes de la Educación Sexual es ayudar a elegir sus propios valores, posibilitando que el educando opte por una decisión, estos no deben ser juzgados “a priori”. Además, determinados criterios y valores pueden tener sentido para la sexualidad adulta más no para el infante o joven, lo cual es necesario considerar durante la práctica.

La Educación Sexual requiere la intervención pluridisciplinaria en el aprendizaje, para que el educando asimile los instrumentos para su desarrollo desde diversas perspectivas: de lo fisiológico a lo social, pasando por cada una de las materias instrumentales básicas y capacitar para utilizar ese saber en el crecimiento personal. Promover que el alumno tome conciencia de la importancia que tiene su sexualidad y del lugar que ocupará y ocupa en su vida. De hacerse así, la acción educativa lograría proveer seguridad para el dominio del conocimiento adquirido, y no caería en una vía de dominio y control de seres humanos.

La representación social de los niños como puros e inocentes les impide conocer y aceptar su sexualidad y la falta de información, les impide protegerse de los riesgos de agresiones sexuales de adultos abusivos, que en su infancia fueron a su vez víctimas de agresiones sexuales.

La sexualidad de nuestros niños debe ser protegida por toda una sociedad, que se precia de moderna (porque tiene más celulares o computadores), mientras en la intimidad de los hogares ocurren estas aberraciones. En el Hogar y en el Colegio, el cariño, la confianza, un diálogo abierto, franco y una buena educación sexual, ayudan al niño a tener conductas de autoprotección y es la mejor vacuna contra estas situaciones, ya que en estos casos nunca es más válida la frase que “más vale prevenir que curar”.

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El educador en educación sexual

Partiendo de que la totalidad de las instituciones y lugares donde el niño/a se desarrolla, intervienen de una u otra manera en el proceso pedagógico y, por consiguiente, en su educación sexual; sin embargo, se podría evaluar la eficacia de unas más que otras, en función del grado de implicación y responsabilidad.

Hay diversas opiniones respecto a quien incumbe dicha función (como: padres, sacerdotes, amigos, maestros, etc.), y existen trabajos interesantes donde se han recogido estas, mediante encuestas. Sin embargo, sería conveniente señalar que si la Educación Sexual es competencia de todas las instituciones, para que esto signifique una alternativa de alta eficacia requiere de un planteamiento coordinado y debidamente planificado de estas.

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Se ha dejado claro que la Educación Sexual es competencia de diversas instituciones, sin embargo, sería conveniente discutir más acerca del perfil del educador, sus actitudes, sus vivencias y en general sus características personales, de las que se destacan las siguientes:

  • El Educador debe tener una base sólida de conocimientos científicos y objetivos sobre la sexualidad humana, y a ser posible la formación especializada de Monitor de Educación Sexual o cursos de reciclaje sobre dicha materia.
  • Como antes se habla apuntado, es de suma importancia que el educador no juegue un rol de juez de la conducta sexo-afectiva de los educandos, sino que debe respetar y comprender sus peculiaridades, adoptando actitudes abiertas respecto a la sexualidad. Lo que supone tener asumida la propia sexualidad.
  • Reunir un vasto repertorio de recursos psicopedagógicos para tratar la sexualidad. No es igual impartir sobre una asignatura instrumental que sobre sexualidad, esta última, es más una dimensión básicamente vivencial que no puede reducirse a la lógica de la razón puesto que, le restaría la espontaneidad propia que acompaña a uno mismo y a las relaciones con los demás.
  • Es así mismo fundamental que tenga aptitudes para comunicar y transmitir la información y sobre todo habilidades para captar las demandas manifiestas y latentes del educando.
  • El educador requiere ser consciente de la necesidad de conectar con profesionales y/o equipos especializados para recabar asesoramientos teóricos y prácticas que le conduzcan a una área más eficaz.
  • El educador debe ser una persona muy motivada y sensibilizada en materia de sexualidad. Es necesario aclarar el motivo por el cual se incluye este punto dentro del perfil. En este país la legislación respecto a Educación Sexual es absolutamente ambigua e insuficiente, carece aún del apoyo oficial e incluso hay una fuerte oposición por parte de ciertos sectores más conservadores. Por lo tanto, en la actualidad, debido a las dificultades presentes en el proceso, quizá, una de las claves de la Educación Sexual sea la motivación del profesorado.

Algunos de los rasgos mencionados son de gran importancia si se parte de la base de que se proyecta sobre el educando la propia visión de la vida, los conflictos, en suma representa un modelo de valores sociales imperantes que si no se tienen asumidos pueden ocasionar resultados contraproducentes. El papel del educador no es sólo de comunicador sino de modelo.

Su actitud pues, influirá siempre positiva o negativamente, ya que enseña más por sus actitudes que por los conocimientos que transmite verbalmente. Como dice Rubin: “La actitud básica del educador tiene una importancia crucial: va a determinar el propósito, el contenido y el método que emplee. Si tiene una actitud esencialmente negativa, sus mayores esfuerzos estarán dirigidos a limitar y reducir las expresiones de la sexualidad. Si tiene una actitud esencialmente afirmativa, sus principales esfuerzos estarán dirigidos a propiciar la expresión de la sexualidad como un aspecto rico y positivo de la vida”.

El trabajo en equipo es aconsejable por el enriquecimiento del proceso de aprendizaje en cuanto a contenidos, métodos, ejecución, etc., como lo mencionó Rubin. Además de una mayor posibilidad de controlar y/o subsanar los riesgos de proyección de los propios conflictos.

En cuanto a los cursos de reciclaje y/o de formación especializada, son una vía para adquirir por un lado conocimientos teóricos y por otro apoyo para el cambio de actitudes mediante los ejercicios prácticos, dinámicos de grupos, confrontación con los propios prejuicios, inhibiciones, etc., que favorecerán un mejor esclarecimiento de la propia sexualidad.

El rol del educador

El educador juega un papel muy importante como animador, creando una atmósfera propicia para la comunicación. Su papel de activador va dirigido a favorecer el que surjan dudas, errores, desconocimientos, y trabajar sobre ellos. No sólo debe considerar las demandas manifiestas, sino las latentes, ayudar a que afloren esas y se tomen consciencia de las mismas mediante el diálogo.

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Es preciso estar en disposición de responder a esas demandas y a la vez adaptar las respuestas al niño/a haciéndolo de manera real y natural. Concretar la información requerida, no evadir o abundar más de lo preciso, igualmente evitar las analogías innecesarias.

Por último, su papel en la escuela no se limita a los alumnos/as, sino incluso a promover actuaciones con los padres. Esto tiene una doble repercusión, por un lado modifica el ambiente familiar, específicamente la conducta de los padres mismos, y por otro favorece la relación hijo/a-padres, enriqueciendo la comunicación sexo-afectiva en ellos.

Medidas positivas para abarcar la educación sexual

La medida incluye dos aspectos que me parecen muy positivos, el primero, su precoz comienzo, algo recomendado por la mayoría de expertos. El segundo, que no se limite a informar sobre la prevención de embarazos y de enfermedades de transmisión sexual.

Aunque en nuestro país se vienen impartiendo clases sobre sexualidad desde hace algunos años, con más frecuencia de la deseada estas clases comienzan demasiado tarde y están exclusivamente centradas en los riesgos asociados a la práctica sexual. Tarde porque los niños ya tienen deseos y conductas sexuales, aunque éste sea aún un tema tabú que cuesta reconocer.

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Esta completa negación de la realidad de la sexualidad infantil supone que nos encontremos ante un campo totalmente desconocido y virgen a la investigación, ya que, aunque muchos expertos reconozcan que los niños y niñas prepúberes experimentan sentimientos sexuales y se inician en la exploración y estimulación sexual, hay una fuerte presión cultural que hace casi imposible el estudio empírico de estas manifestaciones. Así, desconocemos prácticamente todo lo relativo a la sexualidad infantil y erróneamente consideramos la pubertad como el punto de partida de la conducta sexual.

Estrategias y material didáctico para una clase de educación sexual

Las estrategias de enseñanza utilizadas en el aula para trabajar los contenidos de educación sexual son, en primer lugar, la discusión; en segundo lugar el role playing y las dramatizaciones y, en tercer lugar, los juegos. La mayoría de los encuestados (68%) no invita a especialistas a brindar charlas sobre la temática de ES. Más de la mitad (55%) de los encuestados afirma que se ofrece a los alumnos en las escuelas un buzón para que realicen preguntas en forma anónima y expresen allí sus dudas para luego discutirlas en clase.

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Citar este texto en formato APA: _______. (2020). WEBSCOLAR. La pedagogía en sexualidad. https://www.webscolar.com/la-pedagogia-en-sexualidad. Fecha de consulta: 16 de November de 2023.

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