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La incidencia de la Pobreza en Panamá

INTRODUCCIÓN

 

Panamá, a partir del año 1996, inició los trabajos relacionados con la medición periódica y sistemática de la pobreza utilizando el consumo de los hogares. En el año 1997 se realizó la primera Encuesta de Niveles de Vida, que sirvió de base para evaluar la política social y diseñar las nuevas estrategias y acciones para reducir la pobreza, con el fin de mejorar el bienestar de las familias panameñas. En Panamá aproximadamente 4 de cada 10 personas viven en pobreza total (37.2%) y, del total de la población el 16.7%, o sea, 511,800 panameños se encuentran en situación de pobreza extrema. Los problemas sociales que pasamos a analizar no son exclusivos de la sociedad panameña. Diversos informes y análisis dan cuenta de una pauperización creciente, no sólo en los llamados países dependientes, atrasados, subdesarrollados o emergentes, sino también en las sociedades industrializadas. Tal vez podríamos utilizar para describirlo el concepto de la “globalización de la miseria”. Esta situación nos habla de las características del sistema socioeconómico imperante a nivel internacional, en el que una minoría de países (Grupo de los Siete) y sus principales transnacionales gobiernan el mundo para su beneficio exclusivo (Van den Eynde, 2001), extendiendo la explotación económica con su carga de pobreza y desempleo a todo el planeta.

 

OBJETIVO GENERAL

  • Identificar los diferentes factores que influyen en la pobreza.

 

OBJETIVO ESPECÍFICO

  • Lograr que el gobierno adopte estrategias de la pobreza mediante la igualdad en la repartición de bienes.
  • Incorporar la participación organizada de la sociedad civil en la repartición de bienes.
  • Capacitar a los miembros de las comunidades con conocimientos de cómo elaborar estrategias que logren satisfacer las necesidades de la clase pobre y la pobreza extrema.

 

JUSTIFICACIÓN

Debido a que la pobreza es uno de los problemas más latentes en nuestro país ya que los mismos traen como consecuencia hogares disfuncionales, delincuencia, desnutrición, analfabetismo, etc. Hemos escogido como trabajo de investigación el desarrollo de este tema.

La pobreza está tan generalizada hoy como lo estaba hace cincuenta años cuando se redactó la Declaración Universal de los Derechos Humanos ayudada por muchos factores como calamidades naturales y falta de acceso a recursos mínimos. Pero la mayor calamidad proviene de la mano y voluntad misma del hombre, de su insensibilidad para tratar los problemas de otros hombres, sus propios problemas.

Para solucionar estos problemas, es menester sensibilizar e involucrar a la humanidad, de manera que todos estemos comprometidos en la culminación de este dilema desde la posición en la que nos ha tocado vivir.

 

 

1.        SURGIMIENTO DE LA POBREZA EN EL DESARROLLO HUMANO

Surge como una iniciativa para identificar los países en base a otras variables que no fueran las tradicionalmente usadas en economía. Si es cierto que el mundo ha progresado proporcionalmente más en los últimos cincuenta años que en toda la historia, no lo es menos el hecho de que la desigualdad entre las naciones es una de las características que mejor definen al mundo contemporáneo. Este fenómeno se traduce, sobre todo, en las grandes diferencias existentes entre los pueblos en el acceso a bienes y servicios básicos, y es consecuencia de los procesos económicos que, con diferentes resultados, se han experimentado en las últimas décadas. Algunas investigaciones recientes parecen demostrar que los principales factores que intervienen en los conflictos actuales tienen que ver con las dificultades económicas, los problemas de acceso a la propiedad de la tierra en el mundo rural, la religión y la inestabilidad política.

Las cifras de personas que carecen de lo básico para sobrevivir con un mínimo que garantice un nivel elemental de salud son altas, como por ejemplo: más de 1.200 millones de seres humanos no tienen acceso a agua potable; 1.000 millones carecen de vivienda estimable; existen 840 millones de personas mal nutridas, de los cuales 200 millones son niños menores de cinco años, y 2.000 millones de personas padecen anemia por falta de hierro; 880 millones de personas no tienen acceso a servicios básicos de salud; y 2.000 millones de personas carecen de acceso a medicamentos esenciales.

a.   La Pobreza Concepto. La definición de pobreza exige el análisis previo de la situación socioeconómica general de cada área o región, y de los patrones culturales que expresan el estilo de vida dominante en ella. La Pobreza es la carencia de recursos necesarios para satisfacer las necesidades de una población o grupo de personas especificas, sin tampoco tener la capacidad y oportunidad de como producir esos recursos necesarios. Sin duda la pobreza es relativa y se mide de diferentes formas.

b. Características de la Pobreza. Las características de la pobreza son sus mismas cualidades intrínsecas y va arraigada y sujeta a la falta de uno u otro renglón socioeconómico:

  • Falta de Vivienda
  • Falta de Empleo e Ingresos
  • Falta de Nutrición
  • Falta de Educación
  • Falta de Salud
  • Falta de Tecnología
  • Falta de Agricultura estable

 

2.        EVOLUCIÓN Y DISTRIBUCIÓN DE LA POBREZA

En el período 1997-2003 la economía panameña experimentó un crecimiento anual promedio de 3.5%. No obstante, en ese período, el nivel de la pobreza general en el país no presenta cambio significativo, al variar de 37.3% a 36.8%, habiéndose incrementado el número de pobres a 1,128,400 personas, o sea, 108,300 personas más que en 1997, debido al crecimiento de la población total. La pobreza extrema, en cambio, se redujo en forma significativa de 18.8% en 1997 a 16.6% en el 2003 (11.7% de reducción), y por consiguiente el número de pobres extremos se redujo levemente a 508,700 personas. En el ámbito geográfico, la incidencia de la pobreza se incrementó significativamente en las áreas urbanas e indígenas entre 1997 y el 2003. En el área urbana la pobreza general, de un 15.3% en 1997 se incrementó a 20.0% en gran parte por la migración del área rural, y la pobreza en el área indígena se incrementó de 95.4% a 98.4%. Por su parte, en las áreas rurales no indígenas la incidencia de pobreza se redujo de 58.7% a 54.0%.

La evolución de la pobreza a nivel de regiones muestra incrementos del porcentaje de población pobre en la Región Metropolitana, en la Región Oriental y en las Áreas Indígenas, mientras que las Regiones Occidental y Central presentan reducciones sustantivas en su nivel de pobreza. En la Ciudad de Panamá y el Distrito de San Miguelito la pobreza general se incrementó ligeramente en el período 1997-2003, de un nivel de 11.6% a 12.4%, habiéndose mantenido la incidencia de pobreza extrema en algo más de 2% de su población. De la población que vive en pobreza y pobreza extrema 67.1% y 84%, respectivamente residen en áreas rurales. No obstante, el incremento de la pobreza urbana es motivo de preocupación debido a que en el período 1997-2003 el número de pobres en las áreas urbanas se incrementó en casi ciento cuarenta mil personas, de las cuales más de treinta mil son pobres extremos.

 

3.        INCIDENCIA   DE   LA   POBREZA   POR   ÁREA   URBANA,   RURAL   E INDÍGENA                                                                               

En las áreas urbanas del país la pobreza total y la extrema alcanzan su menor nivel, 20.6% y 4.6% de su población, respectivamente; en las áreas rurales no indígenas poco más de la mitad de los residentes es pobre (54.2%) y una de cada cinco personas (22.3%) se encuentra en situación de pobreza extrema; en las áreas rurales indígenas, casi la totalidad de sus habitantes es pobre (98.5%) y en pobreza extrema se encuentra el 89.7% de los pobladores.

 

Incidencia de la Pobreza, según Área

Área

Concepto

Total

Pobreza Extrema

No extrema

No Pobre

Total País

Total Incidencia (%) 37.2 16.7 20.5 62.8 100.0
  Personas (miles) 1,139 511.8 627.5 1,924.2 3,063.5
Urbana Incidencia (%) 20.6 4.6 16.0 79.4 100.0
  Personas (miles) 383.3 85.3 298.0 1,477.1 1,860.4
Rural No Incidencia (%) 54.2 22.3 31.9 45.8 100.0
Indígena Personas (miles) 524.6 215.7 308.9 443.6 968.2
Rural Incidencia (%) 98.5 89.7 8.8 1.5 100.0
Indígena Personas (miles) 231.4 210.8 20.6 3.5 234.9

Fuente: ENV 2005. Ministerio de Economía y Finanzas, Dirección de Políticas Sociales.

 

a. Incidencia de la Pobreza por Provincia

En las áreas indígenas, que comprenden las comarcas y las áreas indígenas fuera de las comarcas, se observan los niveles más altos de pobreza total y extrema (98.5% / 89.7%). Cuatro provincias muestran tasas de pobreza total mayores al 50% de sus habitantes: Darién, Bocas del Toro, Coclé y Veraguas, siendo la Provincia de Darién la que presenta el mayor porcentaje de pobreza total. En estas provincias la pobreza extrema oscila entre el 19.6% y el 37.4% de su población. La provincia de Colón tiene menos del 50% de sus habitantes en situación de pobreza total (42.8%), pero se sitúa por encima del promedio de pobreza total para el país (37.2%). La pobreza extrema incide en el 10.7% de su población, tasa menor al promedio nacional (16.7%). En las provincias de Chiriquí, Herrera, Los Santos y Panamá, se observan niveles de pobreza total y de pobreza extrema, menores a los promedios nacionales. La provincia de Panamá presenta los niveles más bajos de incidencia de pobreza total (20.6%), y los índices más bajos de pobreza extrema en el país (5.3%), junto con la provincia de Herrera (4.5%).

b. Erradicar la pobreza extrema y el hambre. Aunque Panamá haya alcanzado un nivel de desarrollo humano alto, aún persisten importantes desigualdades de ingresos y en el acceso a oportunidades que son necesarias superar. En materia de pobreza, el Informe señala que 4 de cada 10 panameños viven en la pobreza y que cerca de medio millón subsisten con menos de un dólar al día. La pobreza se agudiza en las áreas rurales e indígenas donde el 54 por ciento y el 90 por ciento de las poblaciones, respectivamente, son pobres. Superar la pobreza supone, según el estudio, el mayor reto para Panamá en la consecución de los ODM.

 

 

4.        LA POBREZA ABSOLUTA Y LA POBREZA RELATIVA

a. Pobreza Absoluta. Esta metodología permite detectar la pobreza crítica, y dentro de ella la pobreza extrema. La línea de pobreza crítica se determina en base al costo total de la canasta de consumo, que incluye los gastos de alimentación, vivienda, salud, vestido y otros. La línea de pobreza extrema considera sólo los gastos de alimentación. En el primer caso se estipula que se debe diferenciar a los pobres de los no pobres, estableciendo una canasta mínima, de consumo representativa de las necesidades de la sociedad que se pretende analizar.

b. Pobreza Relativa. La pobreza relativa trata que la misma sea relativa de las ciudades, campos, países, situaciones geográficas, etcétera. En ese sentido cada sociedad, cada país, o cada “modus vivendi” tienen un nivel o canal de pobreza, viéndolo desde el punto de vista de la relatividad de las cosas. Dentro de esta pobreza podemos subdividir la misma en varios factores significativos para evaluar dichos niveles y estándares.

c.   Pobreza Educativa. La pobreza educativa como su nombre lo manifiesta es la carencia de oportunidad de educación tanto laboral, como pedagógica. Se dice que los pobres educativos son las personas de 15 años y más sin instrucción. La misma se puede subdividir en dos grupos : Los pobres Extremos Educativos y Los Pobres Moderados Educativos. Lógicamente ambos son segmentaciones de la pobreza educativa, pero no indican que los pobres que padezcan de cada una, o de solo una, deban padecer de otros tipos de pobreza (Por eso, este tipo de pobreza esta situada en la pobreza relativa).

d.   Pobreza de Espacio Habitacional. Esta pobreza es una variante modificada del hacinamiento. El sobre cupo es igual a las personas que habitan en viviendas sobre ocupadas (hacinadas), menos la capacidad de alojamiento, de acuerdo con las normas de esas viviendas, zonas, países, o regiones.

e.   Pobreza de Seguridad Social. Es una de los tipos de pobrezas más “relativos” que podemos citar, debido a que la sufren los que no tienen esa segundad social requerida. La misma no depende de la riqueza de un país, y de la capacidad que tenga esa nación de proveer la misma, en el entendido de que existen países con una grave seguridad social, aunque tienen una infraestructura de riqueza incomesurable, y a su vez existen países con zonas altamente pobres, pero tienen o han creado una seguridad social estable, buena y sana. En lugar de contribuir a una mayor justicia en la distribución, el sistema estatal de seguridad social reproduce la estructura social extremadamente desigual y la heterogeneidad estructural de las sociedades latinoamericanas. La crisis económica y la crisis presupuestal estatal, los recortes presupuestarios con arreglo a las medidas de ajuste estructural, las elevadas tasas de inflación, las explosiones de gastos en el sector de la salud (entre otros), la disminución de las cotizaciones debido al aumento del desempleo y a la caída de los salarios reales, los atrasos en el pago de cuotas e impuestos, la corrupción y una creciente incapacidad de pago por parte del Estado debido a las elevadas exigencias del servicio de la deuda, han colocado ya a todo el sistema estatal de servicios sociales en crecientes dificultades financieras.

f.    Pobreza de Salud. La Pobreza de salud la arroja un número porcentual, y sale de la estimación de la proporción de la población nacional de una zona, nación, país, que las instituciones de salud del sector público no alcanzan a cubrir adecuadamente. Se utilizan varios indicadores: Personal medico, camas, equipos, y recursos disponibles per capita.

g.   Pobreza por ingresos. También esta pobreza se mide porcentualmente y es muy sujetiva, ya que es la población que vive en hogares en los cuales el ingreso per capita, es menor que la línea de pobreza per capita. Es muy común y es tan relativa como su esencia ya que se sufre hasta en países desarrollados con altos índices de producto interno bruto, y altos ingresos per capita.

h.  Factores que influyen en la pobreza. Como mencionamos anteriormente la pobreza va relacionada a varios factores:

  • Analfabetismo
  • Problemas de Salubridad
  • Problemas de tierra, invasiones territoriales, y problemas migratorios
  • Alta dependencia en la Agricultura
  • Problemas de clima
  • Guerras varias
  • Problemas    Gubernamentales    (Gobiernos    de     Facto,     Dictaduras, Corrupción Gubernamental)

 

5.         BRECHA DE POBREZA

Se estima que el esfuerzo redistributivo mínimo para erradicar la Pobreza Total en Panamá, significaría transferir directamente a los pobres el 3.7% del Producto Interno Bruto, o sea B/.448 millones anuales, para que esta población consuma el valor de la línea de pobreza general. De otra parte, para que las personas en condición de pobreza extrema3 pasen a la condición de pobres no extremos, el esfuerzo redistributivo mínimo sería del orden de B/.104 millones de Balboas anuales, con lo cual este grupo de personas tendría un nivel de consumo anual igual al valor de la canasta mínima de alimentos.

 

6.         INCIDENCIA DE LA POBREZA POR GRUPOS DE EDAD

Los niños y niñas de Panamá, menores de seis años, son los más afectados por la pobreza, debido a su mayor presencia en los hogares pobres. Tres de cada diez viven en pobreza extrema y cinco de cada diez vive en situación de pobreza.

 

Incidencia de la pobreza, según grupos de edad (en porcentaje)

Grupos de Edad Total Pobreza Extrema No Extrema No pobre Total País
Total 37.2 16.7 20.5 62.8 100.0
0 a 5 54.6 29.4 25.2 45.4 100.0
6 a 18 46.4 21.9 24.5 53.6 100.0
19 a 59 30.0 11.9 18.1 70.0 100.0
60 y más 26.1 10.6 15.5 73.9 100.0

Fuente: ENV 2005. Ministerio de Economía y Finanzas, Dirección de Políticas Sociales. G.

 

A medida que aumenta la edad disminuye el nivel de pobreza y de pobreza extrema; no obstante, toda la población en edad escolar menor de 18 años presenta niveles de pobreza y de pobreza extrema superiores al promedio nacional y la población joven de 15 a 24 años de edad presenta una incidencia de pobreza y de pobreza extrema (36.7%/16.2%), similar al promedio nacional.

En términos generales los hombres están más afectados por la pobreza que las mujeres. Contrario a lo que se percibe, los hogares encabezados por mujeres presentan niveles de pobreza y de pobreza extrema menores (20.9%/6.7%) a los que se observan en los hogares con jefatura masculina (27.7%/10.6%), y menores al promedio estimado para todos los hogares (25.9%/9.6%).

 

7.        PROFUNDIDAD DE LA POBREZA

El índice de la profundidad o de la brecha de pobreza entre 1997 y el 2003 se redujo de 16.4% a 15.2% a nivel nacional, lo cual indica que la situación relativa de los pobres mejoró, por efectos de haber disminuido la insuficiencia promedio del consumo de los pobres con relación a la línea de pobreza general entre un año y otro y haberse mantenido la incidencia de pobreza. A nivel de áreas, la brecha se redujo en la rural no indígena y se incrementó en la urbana y la indígena en la cual llega a un nivel tan elevado de casi 69%. En términos absolutos la brecha del consumo total de los pobres para superar el umbral de la pobreza se estima en B/.445.0 millones (3.6% del PIB) y la correspondiente para los pobres extremos se estima en B/.104.0 millones (0.9% del PIB).

 

8.        DESIGUALDAD

a. Distribución del Consumo. Entre 1997 y el 2003 se redujo levemente la desigualdad en la distribución del consumo a nivel nacional, disminuyendo el coeficiente de concentración de 49% a 47%. Esto fue posible debido a que los tres primeros quintiles de la distribución aumentaron ligeramente su participación en el consumo total, y particularmente los dos primeros. No obstante, la distribución del consumo es muy desigual si se considera que por cada Balboa de consumo reportado por las personas del quintil quinto de la distribución, las personas del primer quintil consumen sólo 8 centavos.

b. Distribución del Ingreso. Panamá se caracteriza por tener una distribución del ingreso de las más concentradas a nivel mundial con un coeficiente de Gini que varió de 60% a 58%6 entre 1997 y el 2003, lo cual de acuerdo a estudios internacionales limita a largo plazo el crecimiento y las posibilidades de reducir la pobreza. La desigualdad en la distribución del ingreso en Panamá, se puede observar fácilmente cuando vemos que el 20% de la población más pobre recibe apenas el 1.9% del  ingreso total y en el otro extremo el 20%  de la población de mayores recursos recibe 61.2% del ingreso total, o sea que los más ricos reciben 32.6 veces lo que reciben los más pobres.

El porcentaje de la población que vive con menos de un Balboa diario se redujo de 19.7% a 14.2% en el período 1997-2003. No obstante, los esfuerzos del país para cumplir con la meta del milenio de reducir a la mitad esta proporción hacia el 2015 deberán ser muy vigorosos en las áreas rurales, y en especial en el área indígena donde un 66.1% de la población no alcanza el umbral de un Balboa diario de ingreso por persona para subsistir.

 

9.          HÁBITOS DE CONSUMO DE LA POBLACIÓN

En el gasto per cápita total el renglón de alimentos es el más importante tanto a nivel de las áreas geográficas como en cada grupo social. No obstante, se observa que en las áreas rurales, lo mismo que entre los pobres el valor del consumo per cápita de alimentos es inferior al costo de la canasta promedio de alimentos por persona utilizada para determinar la línea de pobreza extrema, lo cual refleja bajo acceso a los alimentos en estas áreas y entre los pobres. A nivel nacional las personas destinan a alimentos en promedio el 40.3% del total del gasto, los pobres el 55.5%, los residentes en áreas indígenas el 67.2% y los no pobres el 35.0%; de allí que la capacidad de autoproducir alimentos y el precio de éstos son factores muy sensitivos para la población pobre y en pobreza extrema.

 

10.         FUENTES DE INGRESO DE LOS HOGARES

Para la población en su conjunto, el ingreso real per cápita en el año 2003, B/.2,482 anuales, se mantuvo casi al mismo nivel que en 1997 (B/.2.437 anuales), observándose un aporte decreciente de los salarios totales y una participación creciente del sector informal en la generación del ingreso total, en particular del sector informal urbano y del sector tradicional rural en las áreas indígenas.

En el área urbana se produjo una baja de 6.4% en el ingreso real per cápita en el período 1997-2003 debido a una caída de casi 8% en la participación de los salarios en el ingreso, principalmente los provenientes del sector formal no agrícola. En cambio, en el área rural no indígena se produjo una mejora de casi 18% en el ingreso real por persona motivada por un incremento de la participación de los salarios, principalmente los percibidos en el sector formal no agrícola. En el área indígena el ingreso real se mantuvo sin cambio, pero su estructura de generación varió sensiblemente, con tendencia al predominio de actividades informales y el trabajo por cuenta propia agrícola.

 

11. POBREZA POR JEFATURA DEL HOGAR

Los hogares encabezados por mujeres presentan niveles de pobreza total y extrema menores a los que se observan en los hogares con jefatura masculina, y menores que los promedios reportados en todos los hogares. Tres de cada diez personas ocupadas en Panamá se encuentran en situación de pobreza total y aproximadamente una de cada diez, es extremadamente pobre.

La mayor incidencia de la pobreza total se observa en los trabajadores familiares, los jornaleros y trabajadores independientes, en los que se agrupa parte del sector informal de la economía. La pobreza total y extrema afecta en menor grado a los empleados; sin embargo, 2 de cada diez personas de este grupo son pobres y el 4.2% extremadamente pobres.

 

12.         EDUCACIÓN Y POBREZA

a. Alfabetización. Panamá ha logrado un alto nivel de alfabetización de la población en edad activa (93.1%). No obstante, mientras el analfabetismo afecta a una proporción reducida de los no pobres en edad activa (2.8%), en el caso de los pobres y los pobres extremos esta proporción alcanza el 16% y 26%, respectivamente. En el área indígena, en cambio, el 38% de la población en edad activa no sabe leer ni escribir. Existe una alta asociación entre analfabetismo y pobreza. La incidencia de la pobreza total entre las personas de 10 años y más que no saben leer y escribir (71.8%), es más de dos veces que en aquellas que leen y escriben (30.3%). Esta diferencia es mucho mayor en el caso de las analfabetas extremadamente pobres.

b. Escolaridad de los jefes de hogar. La tendencia anterior se confirma cuando se analiza la relación entre pobreza y años de educación del jefe del hogar. Los jefes de hogar con más años de escolaridad (13 y más años de educación) presentan niveles de incidencia de pobreza total y extrema mucho menores que los que tienen menos educación.

c. Cobertura. En materia de cobertura, la educación primaria registra una tasa de escolaridad neta casi completa en las áreas urbanas y rurales e incluso entre los niños pobres. La prioridad en este nivel son las áreas indígenas donde un 17% de los niños de 6 a 11 años de edad aún no han sido incorporados al sistema educativo. En términos generales, la cobertura neta en la educación preescolar es baja (50%). Pero mientras el 61% de los niños de 4 a 5 años no pobres asisten a la educación pre-primaria, esta proporción es de apenas 39% y 36% en los niños pobres e indigentes, respectivamente. La educación premedia y media en su conjunto, que constituye el nivel o umbral educativo que otorga a las personas altas probabilidades de mantenerse fuera de la pobreza absoluta a lo largo de la vida activa, registra una cobertura neta de 70% para niños de 12 a 17 años de edad. No obstante, la desigualdad entre pobres y no pobres es dramática, pues mientras los últimos registran una tasa neta de escolaridad de 85%, los primeros apenas alcanzan el 50% (los jóvenes en pobreza extrema tienen una cobertura neta de escasamente 32%). La educación superior, por su parte, continúa siendo extremadamente desigual toda vez que muy pocos pobres acceden a ella (5% de los pobres y 2% de los indigentes atienden la educación superior versus el 34% de los no pobres).

d. Eficiencia Interna. Las tasas de repetición en primaria, que constituyen una de las principales causas del abandono escolar de los niños antes del término del ciclo, han mejorado levemente en los últimos seis años, independientemente del nivel de pobreza del estudiante. Se hace notar además, que en el área indígena la tasa de repetición supera el 12%. La investigación también mostró que los niños con educación preescolar registran en primaria tasas de repetición menores que los que no asistieron a la educación preprimaria (4.3% versus 10.0%). 

e. Calidad de la Educación. Uno de los indicadores más utilizados en la medición de la calidad de la educación es el acceso a libros de textos. En el período 1997-2003 este indicador mejoró notoriamente en el nivel primario toda vez que se amplió de 84% a 92% la proporción de niños con acceso a textos en este nivel. El avance fue más significativo entre los niños pobres y los extremadamente pobres de áreas rurales e indígenas lo que constituye un paso adelante en materia de equidad. 

f. Nivel de Instrucción. La ampliación de las oportunidades educativas en los diferentes niveles de enseñanza ha permitido el logro de un nivel aceptable de educación en la población de 25 años y más de edad, que es la que mayor oportunidad de educarse ha tenido en razón de su edad. Este grupo poblacional registra una escolaridad promedio de nueve años de estudio, equivalente a un nivel de instrucción de educación básica completa. Mas sin embargo, este nivel de instrucción no es homogéneo pues mientras en el área urbana la escolaridad promedio es de diez años de estudios, en el rural es de apenas seis años, y en el área indígena es escasamente tres años de estudios. La Encuesta de Niveles de Vida 2003 confirmó la relación entre educación y pobreza, observándose que a mayor nivel de educación, menor es el nivel de pobreza. En efecto, se logró constatar que entre la población con algún año de estudio universitario, el 97% es no pobre, mientras en el otro extremo, el 70% de la población con ningún grado de educación aprobado es pobre.

g. Acciones de Apoyo a la Educación. A pesar que la asistencia educativa (becas) es tal vez el principal instrumento de apoyo financiero con que cuenta el estudiante de escasos recursos económicos para alcanzar sus metas de superación profesional, la ENV reveló que apenas el 6% de la población estudiantil contaba con el beneficio de una beca en dinero para contribuir a sufragar los costos de su educación. La mayor proporción de las becas concedidas en el año 2003 fue para realizar estudios en los niveles de premedia y media (58%), seguido de la primaria (35%) y la superior (7%). Se resalta, sin embargo, que en todos los niveles de enseñanza la adjudicación de las becas favoreció ampliamente a los estudiantes no pobres (en el nivel primario, 63% de las becas beneficiaron a estudiantes no pobres, proporción que se eleva a 71% en la premedia y media y a 100% en la educación superior),   situación   que   confirma   la   ausencia   de focalización de esos programas y limita seriamente el impacto redistributivo de los mismos.

h. Incidencia del Gasto Público y Gastos Privados en Educación. Los análisis realizados del gasto público en educación, por nivel de enseñanza, indican que éste es progresivo en los niveles primario, preescolar y medio. En cambio, en la educación superior el gasto público es regresivo (sólo el 9% de los estudiantes proviene de las familias ubicadas en los cuatro deciles más pobres, mientras que los cuatro deciles más ricos concentran 70% de los estudiantes y del gasto público en educación superior). No obstante, el menor nivel de gasto de los pobres en educación eventualmente se traduce en baja acumulación de capital humano. Cabe destacar que en el año 2003, el gasto de las familias en educación (B/.355 millones) representa 2.8% del PIB y un poco más de la mitad (60%) del gasto público en educación. En su conjunto, el gasto público y privado asignado a la educación en dicho año representa un poco más de 7% del PIB.

 

13.        SALUD

a. Acceso a los Servicios. El indicador de disponibilidad física a nivel nacional muestra un ligero deterioro entre el año 1997  y el 2003 ya que el 6.2% de la población utilizaba en 1997 más de una hora para llegar al centro más cercano de atención y en el año 2003 el 7.3% de los usuarios declararon que utilizaron más de una hora desde su hogar hasta el lugar de atención. En el área urbana solo para el 1.3% de los usuarios el servicio era inaccesible, mientras que para la población del área rural no indígena y la indígena aproximadamente el 13% de los usuarios no tienen un acceso adecuado a los servicios de salud. Con respecto a la capacidad de pagar por los servicios de salud, el 18% de las personas que sufrieron quebrantos de salud no buscaron asistencia profesional para alivio de sus dolencias porque no contaban con los medios económicos.  Esta barrera económica afecta en mayor proporción a la población rural e indígena.

b. Inmunización. El porcentaje de niños vacunados contra tuberculosis, polio, difteria, tos ferina y tétanos que ya era alto en 1997 logró incrementarse en el año 2003 en todas las áreas geográficas y particularmente en la indígena que era la más rezagada. Por nivel de pobreza las coberturas de los niños no pobres siguen siendo más altas (entre 4.2 y 5.8 puntos porcentuales más para BCG y para Pentavalente, respectivamente) que para los pobres. Por su parte, la vacuna contra el sarampión continúa con la más baja cobertura en relación al resto de las vacunas, 80.4% de niños vacunados vs. niveles de 94.5% y más con las otras vacunas y no se observan progresos con respecto a 1997.

c. Calidad de los Servicios. La calidad de los servicios  es  analizada  desde  la  perspectiva  de  los recursos, y la forma cómo estos recursos se utilizan. Desde esta óptica, el 46% de las comunidades manifestaron que no contaban o era insuficiente el personal de salud. Esa proporción se eleva a 60% en el área rural y 74% en el área indígena, mientras que en el área urbana alcanza el 28%. En las áreas rurales e indígenas la situación es más crítica pues 71% y 87% de las comunidades de esas áreas carecen de estos especialistas. Las áreas rurales e indígenas se encuentran en peores condiciones en cuanto a la disponibilidad de este servicio. En el área urbana el 46% de las comunidades perciben insuficiencia de equipos e instrumentos, mientras que en el área rural e indígena la cifra se eleva a 67% y 93%, respectivamente.

 

14.        MALNUTRICIÓN

a. Desnutrición. El 20.6% de los menores de cinco años presentan desnutrición crónica, es decir, tienen una baja estatura para su edad. El 6.8% presenta bajo peso para su edad y el 1.3% padece desnutrición aguda, es decir, tienen bajo peso para su talla. Pero la desnutrición crónica afecta enormemente a los niños indígenas en un 56.6%.

 

Prevalencia de desnutrición en menores de 5 años de edad, según diferentes indicadores, por área

Área Crónica (Talla/Edad) Global (Peso/Edad) Aguda (Peso/Talla)
A. Población total      
Total

Urbana

20.6

13.8

6.8

4.2

1.4

1.4

Rural No Indígena 18.6 5.6 1.4
Rural Indígena 56.7 21.2 1.0
B. Población en Pobreza Total      
Total 29.9 10.6 1.8
Urbana 22.7 7.9 2.2
Rural No Indígena 21.3 7.1 1.8
Rural Indígena 56.7 21.1 1.0
C. Población en Pobreza Extrema      
Total 39.4 16.1 2.0
Urbana 28.8 15.3 3.4
Rural No Indígena 25.9 10.3 2.3
Rural Indígena 58.0 22.2 1.1
D. Población en Pobreza No Extrema      
Total 19.4 4.6 1.5
Urbana 20.4 5.1 1.8
Rural No Indígena. 16.3 3.6 1.3
Rural Indígena 40.4 7.8 0.0
E. Población No Pobre      
Total 9.8 2.2 0.9
Urbana 8.9 2.1 1.0
Rural No Indígena 12.6 2.2 0.5
Rural Indígena      

Fuente: ENV 2005. Ministerio de Economía y Finanzas, Dirección de Políticas Sociales.

 

La ENV captó evidencia que existe una relación estrecha entre la desnutrición crónica y la pobreza, de manera que a mayor pobreza, mayor es el grado de desnutrición. Pero el análisis por nivel de pobreza señala que la desnutrición crónica entre niños pobres registra niveles elevados en las áreas urbanas (22.5%), inclusive valores superiores a los del área rural no indígena (21.1%).

Las provincias con mayor prevalencia de desnutrición crónica en menores de cinco años son Bocas del Toro (32.1%), Darién (30.0%), Veraguas (29.6%) y Coclé (23.4%), todas presentan valores por encima del promedio nacional y también niveles altos de pobreza. La presencia de población indígena en algunas de estas provincias contribuye en gran medida, al alto nivel de desnutrición que presentan. En el área indígena la situación es crítica ya que este valor se sitúa en 55.5% y a medida que los niños avanzan en edad, el grado de desnutrición empeora hasta llegar a 78.4% en el grupo de 48-59 meses. La desnutrición global parece concentrarse en las áreas indígenas donde 21.5% de los menores de cinco años registran peso por debajo de los estándares para su edad.

b. Sobrepeso y Obesidad. En Panamá la prevalencia de sobrepeso en niños menores de cinco años alcanza el 4.1%, proporción que se eleva a 8.6% cuando se trata de niños entre 0 y 5 meses de edad. En el área rural, la prevalencia puede considerarse alta, ya que alrededor de un 30% de los adultos presenta sobrepeso y 14% obesidad. Los programas de alimentación y nutrición deben focalizarse en las áreas y grupos de población que presentan altos niveles de desnutrición, ya que el costo de desarrollar estos programas puede considerarse como inversión en combatir la pobreza a mediano plazo, pues si se disminuye la desnutrición los niños tendrían un mayor desarrollo en su infancia y una mejora en su función cognoscitiva, que les permitirá un mayor rendimiento educativo y por ende una mejor inserción laboral en el futuro.

 

15.        FECUNDIDAD

La ENV muestra que a mayor pobreza mayor es el número de hijos, lo que viene a confirmar la estrecha relación entre estas variables. Las mujeres pobres y en pobreza extrema tienen un promedio de 3.6 y 4.3 hijos respectivamente, en comparación a 2.3 hijos entre las mujeres no pobres. En el área rural no indígena y en la indígena se observan promedios más altos de hijos nacidos vivos con 3.1 y 4.3, respectivamente. No obstante, las mujeres indígenas en pobreza extrema tienen en promedio 4.4 hijos. La educación constituye uno de los factores que influye en el número de hijos que tiene la mujer, de tal manera que el mayor nivel educativo conduce a tener menos hijos. A nivel nacional, las mujeres que no tienen educación tienen en promedio 5.0 hijos nacidos vivos. 

a. Embarazo Precoz. A nivel nacional, el 17% de las mujeres de 15 a 20 años de edad informaron estar embarazadas al momento de la encuesta. Este indicador no muestra variaciones significativas por área geográfica. El nivel de educación de las mujeres embarazadas precoces a nivel nacional indica que 57% tenían estudios secundarios y 36% tenía primaria. De las que se encontraban en condiciones de pobreza, 17% tienen estudios primarios y otros tantos estudios secundarios. En cuanto a las adolescentes y jóvenes no pobres embarazadas, 66% tienen educación secundaria y 28% estudios de primaria.

b. Conocimiento y Uso de Anticonceptivos. La ENV-2003 detectó que 97% de las mujeres en edad fértil conocen algún método para prevenir embarazos. A nivel nacional, alrededor del 50% de las mujeres en edad fértil que informaron conocer y usar algún tipo de anticonceptivo tenían educación secundaria. Sin embargo, el uso de métodos anticonceptivos parece estar limitado por el costo de los mismos. Por ello, a nivel nacional sólo 48% de las mujeres en edad fértil utilizan algún método para prevenir los embarazos, esta proporción es de 51% en el área urbana, 43% en el área rural y de sólo 10% en las mujeres indígenas.

c. Atención al Parto. A nivel nacional, casi el 90% de los partos fueron atendidos por personal profesional de la salud. Sin embargo, el 57% de los partos del área indígena ocurre en la casa de la mujer. Las mujeres pobres tuvieron menos posibilidades que personal de salud idóneo les atendiera su último parto (76.6% recibió atención profesional en comparación al 97.8% de las mujeres no pobres). Las mujeres indígenas apenas en un 33% fueron atendidas por un profesional idóneo, lo que puede estar asociado a la poca accesibilidad a las instalaciones de salud y a factores culturales.

 

16.        VIVIENDA

A nivel macro social, la situación de la vivienda es un reflejo importante de las condiciones de vida de la población y del nivel de desarrollo económico y social. En Panamá, la casa de tipo individual es la de mayor presencia en las áreas urbanas y rurales no indígenas y en todos los grupos de pobreza. Los apartamentos,   así  como  los  cuartos  en   casa  de vecindad y las viviendas improvisadas de condiciones precarias, son más bien típicos de las áreas urbanas. Por su parte, en las áreas indígenas prevalecen las chozas o ranchos. En términos generales, los hogares panameños no pobres residen en viviendas de materiales aceptables. Por su parte, si bien casi la totalidad de las viviendas de los pobres urbanos y cerca del 90% de las correspondientes a los pobres rurales no indígenas tienen techos de buenos materiales, una proporción importante (entre 15% y 38%, respectivamente) tiene paredes de madera y de quincha o adobe y piso de tierra o arena (entre 10% y 33%, respectivamente).

 

17.        SERVICIOS BÁSICOS

La población total con acceso a agua potable entre 1997 y 2003 aumentó de 88.5%’a 90.2%; los avances responden a ampliación de la cobertura en el área rural no indígena y en la indígena, donde aún 42.8% de la población no tiene acceso a este servicio. El suministro continuo de agua sólo se logra en poco más del 70% de todos los hogares con conexión domiciliaria y en el 57% de los hogares pobres del área urbana.

 

El servicio sanitario conectado a alcantarillado o a tanque séptico sólo cubre al 54.3% de la población panameña, inclusive sólo tres cuartas partes de la población    urbana   tiene    acceso   a    este   servicio, observándose amplias diferencias por nivel de pobreza. En el área rural dos terceras partes de la población utiliza el servicio de hueco o letrina y 61% de la población indígena no tiene ningún tipo de eliminación de excretas. La eliminación de la basura constituye un foco importante de contaminación ambiental en todas las áreas geográficas, debido a la baja cobertura del servicio de recolección en las áreas urbanas (87%) y a malas prácticas de la población en todas las áreas geográficas y particularmente en las áreas indígenas, donde casi setenta por ciento de los hogares tira la basura al campo, a ríos o al mar.

Si bien el servicio de electricidad se expandió de 79% a 84% de las viviendas en el periodo 1997-2003, esta mayor cobertura benefició al área rural no indígena que incrementó su cobertura a 68%, mientras que el área urbana sufrió un pequeño desmejoramiento que afectó principalmente a los pobres y el área indígena permaneció con una cobertura de sólo 7.5% de las viviendas. El uso de leña y otros sólidos para cocinar, a pesar de los avances logrados a nivel nacional, está presente en el 34% de los hogares rurales no indígenas y en el 90% de los indígenas, lo cual expone a la población a enfermedades respiratorias, aparte de contribuir al deterioro del medio ambiente.

 

La comunicación por teléfono fijo o celular de los hogares presenta un incremento considerable en el período 1997-2003 al variar de 40.7% a 57%. En el área urbana aproximadamente el 72% de los hogares tiene este servicio, pero la diferencia entre no pobres (78%) y pobres (38%) es importante; en cambio, en el área rural no indígena sólo el 33% de los hogares tiene teléfono y en la indígena el 2%. El teléfono celular ha sustituido en forma importante al teléfono fijo y entre los hogares pobres que tienen teléfono tres cuartas partes utiliza sólo este medio. El acceso a computadoras personales en el hogar, pese a haberse incrementado de 4.5% a 11.9% de la población entre 1997 y el año 2003, lo mismo que el servicio de internet en el hogar (4.8%), son aún muy limitados y benefician casi en su totalidad a la población urbana no pobre.

 

Pobreza y Tamaño del Hogar. La relación entre pobreza y número de personas en el hogar es directa, es decir, a mayor número de personas en el hogar la incidencia de la pobreza es más elevada (la pobreza suele ser más severa en las familias más numerosas).

En términos demográficos, las familias pobres se caracterizan por presentar no solo mayores tamaños relativos que el resto de las familias, sino que también cuentan con un alto porcentaje de miembros menores de 15 años, particularmente, de niños en edad escolar. La ENV muestra que mientras la incidencia de pobreza es de casi 24% en hogares con uno o dos niños, se eleva a 65% cuando el hogar tiene tres o más niños por debajo de los 15 años.

 

18.        CAPITAL SOCIAL

En Panamá, según los resultados de la ENV, la participación de los miembros del hogar en actividades en beneficio de la comunidad es baja, apenas alcanza un 38%. Las áreas indígenas y rurales muestran valores superiores al promedio con 75% y 49% de participación, respectivamente, en tanto que el 48% de los hogares pobres participan. Entre las principales acciones en las que participan los hogares se citan donar dinero y bienes, hacer trabajos en obras comunitarias y recolectar fondos para realizar obras. En materia de percepciones, la encuesta indica que una tercera parte de los hogares perciben condiciones de vida mejores en el quinquenio que precedió a la encuesta, explicado por factores vinculados al ingreso, la vivienda y el trabajo. Una quinta parte percibe peores condiciones de vida atribuidas a la falta de trabajo, la insuficiencia de ingresos y la situación económica (alto costo de la vida). El 40% de los hogares no percibe cambios en su bienestar en dicho quinquenio. En cuanto a la percepción de los hogares sobre las causas de la pobreza, casi dos terceras partes la atribuyen a la falta de trabajo. A pesar que la educación juega un papel preponderante en la superación de la pobreza, sólo un 3% de los jefes de hogar lo perciben como importante. Finalmente, las comunidades procedieron a priorizar los problemas más sentidos, resultando, en su orden, los asociados a la infraestructura; el acceso a servicios básicos de agua, luz, teléfono y recolección de basura; y el de la delincuencia.

 

19.        SITUACIÓN LABORAL

La persistencia de tasas de pobreza relativamente altas en Panamá está vinculada a la carencia de empleos suficientes, pero también a la existencia de muchos empleos de mala calidad, es decir, puestos de trabajo que generan   ingresos   laborales   precarios   e   inferiores   al  mínimo  legal.   

a. Participación en la Fuerza de Trabajo. Las tasas de participación laboral entre la población pobre e indigente son menores a las registradas por los no pobres. A pesar de ello, los pobres registran un promedio de ocupados por hogar ligeramente superior. Los pobres generalmente trabajan en ocupaciones precarias, en situación de subempleo, o con niveles reducidos de productividad, generando un ingreso que los ubica por debajo del umbral de la pobreza.

b. Nivel de desocupación. Generalmente se sostiene que existe una estrecha relación entre los niveles de desocupación y los de pobreza. Estar desocupado implica tener ingresos nulos y, por ende, favorece una situación inestable o precaria. A pesar de ello, la ENV muestra una situación distinta, al menos a nivel global, pues una proporción importante de los desocupados no son pobres (68%), condición que les permite esperar por un empleo que guarde correspondencia con sus expectativas. En cambio los pobres no pueden permitirse ese lujo y se insertan al mercado en empleos de baja calidad, reducida productividad e ingreso insuficiente para satisfacer sus necesidades esenciales.

c. Educación y Desocupación. El análisis del nivel educativo de la población desocupada parece sugerir la escasa adecuación entre la demanda del mercado de trabajo y la oferta del sistema educativo. Por una parte, la tasa de desempleo es sustancialmente más alta entre las personas con educación secundaria y vocacional (13.9% y 12.4%, respectivamente); relativamente alta entre los desocupados con formación universitaria (10.4%) y bastante baja tanto entre las personas con poca o ninguna educación (7.7% y 5.2%, respectivamente) como entre aquellas que tienen estudios de postgrado, maestría o doctorado (6.9%). Por otra parte, alrededor de 33% de los desocupados tienen nivel educativo secundario, lo que parece indicar saturación en la demanda de este tipo de recurso humano. En cualquier caso, la desocupación de personas con buen nivel de instrucción puede estar indicando ineficiencia en el proceso de planificación de los recursos humanos y representa un alto costo para el país al invertir en la formación de capital humano cuya capacidad productiva no es plenamente aprovechada.

d. Informalidad y Calidad de los Empleos. La ENV puso en evidencia que 29% de los ocupados del país se encuentra por debajo de la línea de pobreza y 12% está en pobreza extrema. Entre 1997 y 2003, el empleo informal en Panamá se expandió al pasar de 48.3% a 52.6% de la población ocupada, situación preocupante porque suele ir asociada con aumento en la pobreza y la desigualdad.

e. Trabajo Infantil. La Encuesta de Niveles de Vida determinó que el 6% de los niños entre 10 y 14 años participan en las actividades económicas del país, lo que refleja una disminución considerable con respecto a 1997 donde el 11% participaba en el mercado laboral. Desde la perspectiva de género, los varones participan en mayor proporción (8.5%) que las niñas (3.2%). En el ámbito geográfico, el trabajo infantil es más severo en las áreas indígenas donde 12.8% de los infantes se han incorporado a la fuerza de trabajo; en orden de importancia, le sigue el área rural (6.8%) y el área urbana (4.1%). En cuanto a la naturaleza del problema, el trabajo infantil en Panamá tiene rostro de varón rural enmarcado en el sector informal de la economía. En efecto, de los 16 mil infantes ocupados, 79% son varones, 65% residen en el área rural y 9 de cada 10 trabaja en el sector informal. Más de la mitad de los menores (58%) labora en la agricultura y una proporción similar se desempeña como trabajadores familiares no remunerados, es decir, no podían disponer de los ingresos de su trabajo. La ENV también muestra que 4 de cada 10 trabajadores infantiles abandonan la escuela. Entre los pobres el problema es más grave (53% abandonan la escuela) y alcanza ribetes dramáticos en los niños indigentes que en un 70% abandonan la escuela cuando integran la fuerza de trabajo.

f. Adultos Mayores: Situación Laboral y Cobertura de Seguridad Social. Desde una perspectiva laboral, sólo una tercera parte de los adultos mayores participa en el mercado de trabajo panameño, proporción que representa la mitad de la tasa de actividad registrada por la población en edad de trabajar a nivel nacional. Los adultos mayores en condición de pobreza participan en las actividades económicas del país en mayor proporción (42%) que los no pobres (30%). La tasa de actividad del hombre adulto mayor oscila entre 46% para el no pobre y 70% para el extremadamente pobre. Este grupo presenta una baja tasa de desocupación (7.2%), pero en el caso de !a mujer adulta mayor esta tasa es dos veces mayor que el promedio y 3.4 veces superior a la del hombre. Una proporción considerable de los adultos mayores (79%) trabaja en el sector informal de la economía, proporción que se eleva dramáticamente a 93% y 96% en el caso de los pobres y los indigentes, respectivamente. En el caso de la población pobre e indigente de este grupo étnico, la falta de cobertura se eleva considerablemente a 61% y 77%, respectivamente, mientras que es inferior a 20% entre la población no pobre.

g. Hogares con Negocio. La ENV-03 captó información de los negocios de los miembros del hogar, dirigidos a la producción, comercialización y distribución de bienes y servicios toda vez que este también constituye un mecanismo para generar ingresos, ya sea como fuente principal o complementaria. Se logró determinar, de esta manera, que alrededor de 254 mil hogares tienen negocios, o sea, una tercera parte de los hogares del país. Por nivel de bienestar las diferencias no son significativas: 35% de los hogares no pobres tenían negocios versus 30% de los hogares pobres. En el contexto geográfico, la mayor proporción de hogares con negocio se da en el área urbana (69%), seguido del área rural e indígena con 27% y 4%, respectivamente.

h. Capacitación para el Trabajo. Las acciones de capacitación constituyen una herramienta fundamental en cualquier plan estructurado de combate a la pobreza, por el impacto redistributivo que logran cuando son enmarcadas en una política de focalización bien implementada. En tal sentido, se logró determinar que apenas el 10% de la población en edad activa (15 y más años) había recibido o estaba recibiendo capacitación para el trabajo al momento de la investigación. Ello equivale al 16% de la fuerza de trabajo. Desde una perspectiva de equidad, el esfuerzo tampoco parece haber alcanzado su cometido pues una proporción mínima de los pobres en edad activa recibió capacitación (4.4%), en comparación al 12.8% de los no pobres (en el área rural e indígena, estas relaciones son de 6.6% y 5.4%, respectivamente).

 

20.         ESTRUCTURA DEL INGRESO FAMILIAR

El análisis de la estructura del ingreso familiar, según nivel de pobreza, permite constatar que el ingreso de los jefes de hogar representa una proporción importante del ingreso total de la familia con excepción de los hogares en pobreza extrema donde esa relación es de aproximadamente 39%. El ingreso de los otros contribuyentes representa casi una tercera parte del ingreso familiar, proporción que oscila entre 29% en los hogares no pobres y 35% en los pobres y en pobreza extrema. En cuanto a las otras fuentes de ingreso, tales como becas, loterías, pensiones, jubilaciones, ayuda familiar, etc., representan alrededor de una cuarta parte del ingreso familiar, cualquiera sea el nivel de bienestar del hogar.

 

21.        SALARIOS Y POBREZA

El porcentaje de asalariados en la fuerza de trabajo es uno de los indicadores que suele utilizarse para determinar el grado de modernización del mercado laboral. En su gran mayoría, los puestos de trabajo asalariado están asociados al sector moderno de la economía donde prevalecen mejores condiciones de trabajo (se garantiza un salario mínimo, prestaciones sociales, etc.). Los resultados de la ENV-03 parecen reafirmar la estrecha relación que existe entre la condición de asalariado y el nivel de bienestar, pues se pudo determinar que en promedio, 70% de los trabajadores no pobres son asalariados; esa proporción es inferior en los trabajadores pobres (48%) y de apenas 32% en los ocupados en pobreza extrema lo que parece sugerir que una mayor proporción de asalariados va asociado con un mayor nivel de bienestar. Pese a lo señalado, la condición de asalariado no constituye la panacea, pues la encuesta comprobó que casi una cuarta parte (22%) de los trabajadores asalariados se encuentra por debajo de la línea de pobreza.

Entre los trabajadores asalariados pobres, esa relación se eleva a casi el doble (53%) y se reduce a 24% entre los no pobres.

En el ámbito de los empleados de la empresa privada (asalariados), se logró determinar que alrededor de 34% obtienen remuneraciones por debajo del salario mínimo en contravención a la legislación laboral vigente.

 

22.        AGRICULTURA Y POBREZA RURAL

a. Empleo e Ingresos Rurales. En Panamá la agricultura tiene una participación relativamente pequeña en el Producto Interno Bruto (4.7%), en cambio emplea el 21% de la población ocupada en el país, lo cual pone de manifiesto la baja productividad del trabajador en este sector. En el área rural, donde residen dos terceras partes de la población pobre del país, casi el 52% de los ocupados trabajan en la agricultura (6 de cada 10 hombres y dos de cada 10 mujeres). No obstante, en esta área la actividad agropecuaria contribuye con tan sólo el 21% del ingreso per cápita, las actividades no agrícolas por su parte, aportan el 49% y los ingresos no laborales (rentas, donaciones, etc.) contribuyen con el 30% del ingreso.

b. Acceso a la Tierra. Generalmente se tiene la percepción que el limitado acceso a la tierra es la causa principal de la pobreza en el medio rural. No obstante, la ENV muestra que en el área rural, la tenencia de la tierra beneficia más a los pobres que a los no pobres, dado que mientras el 60% de los hogares pobres tienen tierras propias para uso agropecuario, esta proporción es de tan sólo 43% entre los no pobres y además, que del total de hogares rurales que carece de tierras para uso agropecuario, escasamente el 12% vive en pobreza extrema. Sin embargo, hay que señalar que alrededor de dos terceras partes de los hogares pobres con tierras propias para uso agropecuario poseen menos de 5 hectáreas, a lo que se suma la escasa titulación de las tierras: sólo el 12% de los hogares pobres poseen título de propiedad, en contraposición al 37% de los hogares no pobres.

En consecuencia, aún cuando se reconoce que la carencia de tierra, el tamaño de la propiedad, o la inexistencia de título de propiedad sobre la tierra constituyen problemas importantes para los campesinos, es fundamental reconocer también que la pobreza rural se vincula estrechamente con la baja productividad e ingresos de los pequeños propietarios agrícolas y la escasez de fuentes de trabajo en actividades no agrícolas. De allí que paralelamente al fortalecimiento y ampliación de los programas de titulación de tierras, es imprescindible priorizar los esfuerzos dirigidos a resolver los problemas que limitan el acceso del pequeño productor a formas más eficientes de producir y comercializar su producto, así como a ampliar las fuentes de empleo en actividades no agrícolas en el medio rural.

c. Asistencia Técnica Agrícola. La asistencia técnica agrícola, de diverso tipo, que brindan instituciones del gobierno y del sector privado es limitada y poco equitativa. En el año 2003 sólo el 4.7% de los hogares que tenían explotaciones agropecuarias recibió asistencia técnica y de éstos el 60% eran no pobres. Mas aún, de un total de 8,100 hogares que recibieron la visita de un técnico agropecuario, casi el 80% eran hogares no pobres, los cuales representan sólo el 49.5% de los hogares con explotaciones agropecuarias.

 

23. POBREZA Y BAJO NIVEL DE INSTRUCCIÓN ESTÁN ESTRECHAMENTE VINCULADOS.

Los jefes de hogares pobres tienen en promedio la mitad de años de educación (4.5 años) de los jefes de hogares no pobres (9.2 años). Esta relación se acentúa en el caso de los hogares extremadamente pobres y en las áreas indígenas y rurales. Como es de esperarse, la incidencia de la pobreza disminuye a medida que aumenta el nivel de educación del jefe del hogar. La incidencia de la pobreza disminuye casi a la mitad cuando los jefes de hogar pasan de tener ninguna educación a tener 6 años de instrucción y a la tercera parte cuando tienen de 7 a 9 años de educación.

  • Las personas no pobres en su casi totalidad son alfabetos. En contraste, se observa que la cuarta parte de los pobres extremos y un quinto de todos los pobres son analfabetos, este resultado es más pronunciado en las áreas indígenas, en donde aproximadamente una de cada cuatro personas de 10 años y más de edad es analfabeta. Las tasas de analfabetismo son aún más altas en las mujeres indígenas: 47%. En las áreas urbanas se observan mayores niveles de instrucción que en las rurales e indígenas y las desigualdades en el nivel de educación entre grupos de pobreza son muy amplias. Las personas mayores de cinco años no pobres tienen en promedio más años de instrucción (8.7 años) que los pobres (4.5) y los pobres extremos (3.5 años).
  • La cobertura neta de la educación pre-primaria es relativamente baja (32.2%) en el país. Se observa sin embargo, que mientras que el 47.6% de los niños de 4 a 5 años del área urbana asisten a la educación preescolar, en las áreas rurales e indígenas sólo el 21.6% y el 11.4%, respectivamente asisten a este nivel de enseñanza.
  • Los niños pobres, y de éstos los que viven en extrema pobreza, son los que menos asisten a la educación pre-primaria. En tanto que la cobertura neta de este nivel educativo es de 47.6% para niños no pobres, la cobertura para los niños pobres y los de extrema pobreza es de apenas 18.1% y 9.2%, respectivamente.
  • La población panameña de 6 a 11 años de edad casi que en su totalidad asiste a la escuela primaria. Sin embargo, se observan tasas de matrícula neta algo menores en los pobres y pobres extremos, lo que estaría indicando que las diferencias entre pobres y no pobres se ubican con relación a los niveles de repetición, deserción y entrada tardía a la escuela.
  • Un alto porcentaje (6.1%) de los niños panameños pobres, con 13 a 17 años de edad, no ha completado siquiera un grado de primaria. Esta situación, es particularmente grave en la población indígena, donde un 15.7% de los niños comprendidos en estas edades no han cursado el primer grado de primaria, razón por la que a tan temprana edad se convierten en analfabetas. Adicionalmente, se observa que un 21% de los niños pobres y un 30% de los niños en extrema pobreza, en este grupo de edad, tienen educación primaria incompleta (1 a 5 grados aprobados), lo cual contrasta con una proporción del 2.6% de los niños no pobres.

 

24. DISPARIDADES ECONÓMICAS PANAMÁ

Estas disparidades económicas son aún más evidentes al contrastar las distintas zonas geográficas del país. El caso de la población indígena es alarmante, con hasta un 95% de probabilidad de pobreza. En la comarca Ngobe Bugle se registra un 93,4% de pobreza extrema y en la comarca Kuna Yala un 82,4%. Por su parte, la situación que confrontan las provincias es preocupante. En Veraguas, la pobreza extrema alcanza 48,3%. Le siguen de cerca Bocas del Toro y Coclé, con niveles superiores a 43%.

Las diferencias no sólo tienen que ver con la calidad de la educación. Según el Programa de Promoción de la Reforma Educativa en América Latina y el Caribe, mientras el promedio de educación a los 25 años es de cuatro años de escolaridad para los pobres, a esa edad el sector de mayores ingresos tiene 14 años de educación. Como señala el Banco Mundial, el subsidio estatal a la educación destina 95% a la educación superior, de la cual se beneficia solo 5% de los pobres.

“Según cifras del censo de 2000, 7,6% de la población es analfabeta (7,1% de los hombres y 8,2% de las mujeres). Si bien la cifra sería aceptable, contrasta con las altas tasas de analfabetismo que en las áreas indígenas afectan a las mujeres. En la comarca Ngobe Bugle”, por ejemplo, la tasa de analfabetismo es 45,9% (35,9% de hombres y 55,3% de mujeres) y en la comarca Kuna Yala alcanza 38,5% (26,1% de los hombres y 48,5% de las mujeres)

No obstante, una mirada objetiva a la educación no puede desconocer avances. Uno de ellos es el próximo inicio de un programa de igualdad de oportunidades que beneficiaría a unos 3.000 estudiantes discapacitados. El sector salud enfrenta serios problemas en términos de la brecha cualitativa que separa a las áreas urbanas de las rurales. La población rural pobre reside en comunidades con difícil acceso a centros de atención médica y carece de servicios de salud de calidad. En este sector los desafíos son múltiples: mayor cobertura para los y las más pobres, control de la mortalidad infantil y atención y prevención de enfermedades como el VIH/SIDA. Sin embargo, el mayor reto es la reforma del sistema de seguridad social. Según el propio presidente Martín Torrijos, quien asumió el gobierno en mayo de 2004, “ésta es una situación difícil, dolorosa, que levanta un sentimiento de frustración entre muchos-panameños”. El gobierno se ha comprometido a tomar las medidas necesarias para sostener el sistema de salud y pensiones y garantizar su viabilidad. Las alternativas que se manejan se centran en aumentar la edad de jubilación, reducir el número de beneficiarios, incrementar los años de aportaciones, aumentar la cuota obrero-patronal y revisar la forma de acumulación de los fondos.

La incertidumbre y la precariedad del empleo sigue siendo una de las principales preocupaciones de muchos panameños. La tasa de desempleo, que en la región metropolitana es de 13,3%, oscila hasta alcanzar 15,2% según cifras oficiales. La tasa de desocupación femenina asciende a 18%.

 

 

CONCLUSIÓN

 

La conclusión que hemos podido extraer del tema es que la pobreza es un fenómeno, que puede ser causado por miles de factores (naturales, políticos, sociales, etc.)  Por lo tanto, ninguna de las personas deben vivir solo el hoy sino siempre pensando en su futuro, porque uno no sabe cuando le puede tocar este fenómeno que hace mucho daño.

Concluimos que Panamá necesita adoptar una estrategia que logre, por un lado, un balance adecuado ante la reducción de la pobreza y la igualdad social, y además preservar la estabilidad de la economía a largo plazo.

 

 

 

RECOMENDACIÓN

 

  • Crear programas de capacitación para todas aquellas personas que no generan ingreso a sus hogares, pueden conseguir un empleo y así llevar el sustento a sus hogares
  • Establecer programas educativos par que las personas puedan recibir una formación laboral y así poder crear pequeñas empresas.
  • Debe haber equidad en las distribuciones de los bienes.
  • Que se le brinden oportunidades de trabajo a los jóvenes recién graduados sin solicitar experiencia laboral
  • Que el país sea competitivo en el comercio internacional en cuanto a sus negociaciones de importación y exportación.

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

  • LA PRENSA. Panamá cumple metas contra pobreza”, Artículo del  12 de junio de 2004.
  • PROGRAMA DE LAS NACIONES UNIDAS PARA EL DESARROLLO Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Informe Nacional de Desarrollo Humano 2004, 2004.
  • CONTRALORÍA DE LA REPÚBLICA DE PANAMÁ. X    Censo    Nacional    de    Población    y    VI    de    Vivienda,    2000. www.contraloría.gob.pa/dec
  • MINISTERIO DE EDUCACIÓN. Informe del Ministerio de Economía y Finanzas, Dirección de Políticas Sociales. 2003
  • MINISTERIO DE ECONOMÍA Y FINANZAS. Ministerio de Economía y Finanzas, Dirección de Políticas Sociales.

Citar este texto en formato APA: _______. (2012). WEBSCOLAR. La incidencia de la Pobreza en Panamá. https://www.webscolar.com/la-incidencia-de-la-pobreza-en-panama. Fecha de consulta: 25 de April de 2024.

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