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Estrés – Depresión

Concepto
El estrés se refiere a la respuesta del cuerpo a los cambios. No todas las situaciones de estrés son malas. Lo más importante es poder controlar el estrés de la manera adecuada. Las personas se sienten a menudo estresadas como consecuencia de problemas laborales, discusiones con familiares o amigos o aislamiento social. Todas las personas se sienten estresadas en algún momento, pero reaccionan al estrés de formas diversas. Por ejemplo, algunas personas podrían sentir mucho estrés cuando conducen, mientras que otras podrían considerar que es una actividad relajante.
El trastorno depresivo es una enfermedad que afecta el organismo (cerebro), el ánimo, y la manera de pensar. Afecta la forma en que una persona come y duerme a su vez afecta la autoevaluación y la forma en que uno piensa.
Un trastorno depresivo no es lo mismo que un estado pasajero de tristeza. No indica debilidad personal. No es una condición de la cual se pueda liberar a voluntad. Las personas que padecen de un trastorno depresivo no pueden decir simplemente “ya basta, me voy a poner bien”. Sin tratamiento, los síntomas pueden durar semanas, meses e incluso años. Pero con un tratamiento adecuado las personas pueden presentar mejoría en esta condición.


Diferentes Tipos de estrés – depresión
Entre los tipos de estrés se pueden mencionar:
– Estrés y distrés: El estrés actúa como factor de motivación para vencer y superar obstáculos. Puede decirse que es un elemento que nos ayuda a alcanzar el éxito, es el combustible para el logro de nuestras ambiciones. Este nivel normal y deseable podría denominarse simplemente como estrés. No obstante ese nivel puede ser superado llegando a ser potencialmente perjudicial; pudiéndose diferenciar tal estado con el nombre de distrés.
– Estrés físico y estrés mental: Algunos autores diferencias entre el estrés físico y el estrés mental, mientras que otros combinan ambas definiciones cuando hablan del estrés. El origen del estrés mental está en las relaciones interpersonales, frustraciones y apegos, conflictos con nuestra cultura o religión o por la preocupación por alguna enfermedad.
– Estrés agudo: El estrés agudo es el producto de una agresión intensa ya sea física o emocional, limitada en el tiempo pero que supere el umbral del sujeto, da lugar a una respuesta también intensa, rápida y muchas veces violenta.
– Estrés crónico: Cuando el estrés se presenta en forma crónica, prolongado en el tiempo, continuo, no necesariamente intenso, pero exigiendo adaptación permanente, se llega a sobrepasar el umbral de resistencia del sujeto para provocar las llamadas enfermedades de adaptación. El estrés crónico puede darse ya sea por una exposición prolongada y continua a factores estresantes externos o por condiciones crónicas o prolongadas de la respuesta al estrés.
– Distrés por subestimulación: Debemos tomar en cuenta que también hay distrés cuando existe subestimulación del organismo. Poseemos un ritmo biológico que cuando se encuentra en una inactividad exagerada, poco solicitado o en reposo excesivo, la irritabilidad y fatiga resultante son índice de estrés por subestimulación.


Al igual que el estrés, existen varios tipos de trastornos depresivos. Entre ellos se puede mencionar:
– Depresión severa: se manifiesta por una combinación de síntomas que interfieren con la capacidad para trabajar, estudiar, dormir, comer y disfrutar de actividades que antes eran placenteras. Un episodio de depresión muy incapacitante puede ocurrir sólo una vez en la vida, pero por lo general ocurre varias veces en el curso de la vida.
– Distimia: es un tipo de depresión menos grave, incluye síntomas crónicos (a largo plazo) que no incapacitan tanto, pero sin embargo interfieren con el funcionamiento y el bienestar de la persona. Muchas personas con distimia también pueden padecer de episodios depresivos severos en algún momento de su vida.
– Trastorno bipolar: llamado también enfermedad maníaco-depresiva. Éste no es tan frecuente como los otros trastornos depresivos. El trastorno bipolar se caracteriza por cambios cíclicos en el estado de ánimo: fases de ánimo elevado o eufórico (manía) y fases de ánimo bajo (depresión). La manía a menudo afecta la manera de pensar, el juicio y la manera de comportarse con relación a los otros. Puede llevar a que el paciente se meta en graves problemas y situaciones embarazosas. Si la manía se deja sin tratar puede empeorar y convertirse en un estado sicótico (perdiendo temporalmente la razón).


Controlar el estrés – depresión
Los buenos hábitos de salud pueden tener un efecto protector contra el estrés y la depresión. La actividad física regular alivia el estrés y la depresión y reduce la posibilidad de manifestar enfermedad cardíaca. Participar en un programa de control de estrés podrá disminuir las posibilidades de manifestar más problemas cardíacos para aquellas personas que ya hayan sufrido enfermedad cardíaca. Asistiendo a los programas de control de estrés, puede encontrar nuevas formas de enfrentar los desafíos diarios.


Entre otras formas de reducir el estrés se incluyen:
– Respirar profundamente: esto ayuda a la relajación de los músculos
– Cerrar los ojos y descansar
– Pensar en cosas relajantes
– Hacer ejercicio o salir a caminar
– Comer bien: limitar los alimentos con grasas, azúcar y sal
– Conversar con un amigo sobre los problemas
– Modificar las cosas que lo estresan
– Concentrarse en las cosas buenas que la vida le regala


Entre las formas para reducir la depresión se incluyen:
– Relájese. Aflojarse es importante. Cada persona tiene su forma de relajarse. Algunas de estas formas son la respiración profunda, el yoga, la meditación y los masajes terapéuticos. Si no puede hacer estas cosas, tómese unos minutos para sentarse, escuchar música relajante, o leer un libro.
– Reserve tiempo para sí misma. Cuidarse a sí misma es importante. Para no sentirse culpable, ¡considérelo una orden de su médico! No importa cuán ocupada esté, puede tratar de reservar al menos 15 minutos por día en su programa de actividades para hacer algo por sí misma, tal como darse un baño con burbujas, salir a caminar o llamar a una amiga por teléfono.
– Duerma. Dormir es una muy buena forma de ayudar tanto a su cuerpo como a su mente. Si no se descansa lo suficiente, el nivel de estrés – depresión puede aumentar. Se recomienda dormir por lo menos 7 a 9 horas todas las noches.
– Aliméntese correctamente. Trate de obtener energía mediante el consumo de frutas, verduras y proteínas. La manteca de maní, el pollo o la ensalada de atún son buenas fuentes de proteínas. Consuma cereales integrales, tales como el pan y las galletas de trigo. No se deje engañar por el golpe de energía que siente al consumir cafeína o azúcar, esa energía se acabará rápidamente.
– Muévase. La actividad física no sólo ayuda a aliviar la tensión muscular, sino que también mejora el estado de ánimo. Antes y después de la actividad física, el organismo produce ciertos químicos llamados endorfinas, que alivian el estrés y mejoran el estado de ánimo.
– Hable con amigos. Hablar con los amigos para poder manejar mejor el estrés. Las amistades son una buena ayuda, además hablar de los problemas es un buen método para liberar el estrés – depresión. Las amistades recordarán que nadie se encuentra solo.
– Sea transigente. A veces, discutir no vale la pena por el estrés que genera. Ceda de vez en cuando.
– Póngase límites. En lo referente a cosas como el trabajo y la familia, determine cuánto puede hacer en realidad. La cantidad de horas en el día es limitada. Póngase límites a usted misma y a los demás también. No tenga miedo a decir que NO a pedidos que demanden su tiempo y energía.
Si se descubre de ánimo caído o “triste” durante un tiempo, converse con su médico sobre cómo buscar ayuda. Recuerde que la ayuda de sus familiares, amigos y otros pacientes cardíacos puede resultar útil. El ejercicio es excelente para ayudar a reducir la depresión y el estrés. Verifique con su médico antes de tomar cualquier medicamento de venta libre. Solicítele a su equipo de atención médica o médico sugerencias adicionales sobre cómo controlar el estrés o la depresión.


Síntomas para reconocer que se padece de estrés – depresión
Los signos de estrés y depresión son muy similares y pueden incluir:
Estrés
– Cambios en los patrones del sueño, como incapacidad para dormir o la necesidad de dormir demasiado
– Cambios de ánimo
– Sentimientos de enojo, temor, nerviosismo o impotencia
– Llantos frecuentes
– Falta de energía
– Patrones de alimentación inusuales, como ingesta excesiva de alimentos o pérdida del apetito.


Depresión
– Incapacidad para dormir, despertarse temprano o quedarse dormido
– Ánimo persistentemente triste, ansioso o de “vacío”
– Sentimientos de desesperanza, pesimismo
– Sentimientos de culpa, inutilidad, impotencia
– Menos energía, fatiga
– Cambios de apetito y/o peso
– Pérdida de interés o placer en los pasatiempos y
actividades
– Dificultad para concentrarse
– Ansiedad, irritabilidad


Causas del estrés – depresión
El estrés puede producirse por muchas razones. Puede ser desencadenado por un accidente traumático, una muerte, o una situación de emergencia.
El estrés también puede ser un efecto secundario de una enfermedad grave. También hay estrés relacionado con la vida diaria, el lugar del trabajo, y las responsabilidades familiares.
Es difícil mantenerse calma o relajada con nuestras vidas agitadas. Como mujeres tenemos muchos papeles que cumplir: el de esposa, madre, cuidadora, amiga o empleada. Con todas las ocupaciones que tenemos en nuestra vida, parece casi imposible encontrar maneras de aliviar nuestro estrés. Sin embargo es importante encontrar esas maneras, ya que su salud depende de eso.

Citar este texto en formato APA: _______. (2010). WEBSCOLAR. Estrés – Depresión. https://www.webscolar.com/estres-depresion. Fecha de consulta: 19 de April de 2024.

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